Los frágiles asideros de la verdad se ven reforzados por el coraje, la tenacidad y la confianza al actuar de la manera que se considera justa. Comunicar es manipular pues sólo así disponemos a voluntad de todos los resortes del juego que nos ofrece el lenguaje. Por su parte, el hecho de ser insidioso, deformar y faltar a los hechos nos conduce a la tergiversación de la realidad. Buena reflexión sobre las conexiones que se establecen entre información-veracidad-poder económico en nuestros días.
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