domingo, 16 de noviembre de 2008

Antes que el diablo sepa que has muerto


“Todas las familias felices se parecen. Cada familia infeliz lo es a su manera“ la frase de Tolstoi sirve de sinopsis perfecta a esta gran película. No obstante, pienso cada vez más que, la infelicidad es más previsible y los caminos de la autodestrucción y de la frustración ya nos aparecen marcados en rojo en cada una de nuestras vidas. La felicidad cada vez se me antoja más como un ejercicio diario de creatividad y disfrute.

Un argumento bien trenzado, brutal, creciente, trepidante envolvente que nos conduce, sin pausas, a un desenlace que parece restablecer un cierto nirvana dentro de las vidas de los protagonistas trás todo el caos vivido. Philip Seymour Hoffman descomunal, una vez más, me sorprende como partiendo de un físico tan limitado es capaz de hacer aflorar su alma camaleónica e histriónica en cada una de sus interpretaciones.

Mención aparte, merece el montaje que aparece como elemento enriquecedor de la narrativa de la historia aportando matices y haciendo sucesivas aproximaciones a la acción desde perspectivas totalmente diferentes. El director no lo convierte en parte del argumento como forma fácil de mantener la tensión narrativa tal como sucede con Alejandro González Iñárritu en "21 gramos" o "Babel". Asistimos, en definitiva, a un gran viaje al interior de la aridez y sobriedad emocional humana.

No hay comentarios: